Llevo unos días muy atareado. Lo doy por bien empleado, ya que cuantas obligaciones tengo que realizar llevan la marca de la literatura y eso me causa una profunda satisfacción.
El pueblo llano y sencillo, ocupado en sus habituales menesteres y ansioso por buscar un respiro después de haberse ocupado de ganarse las habichuelas, puede todavía, tras la larga jornada, refocilarse con la audición de charlas y exposiciones de las últimas novedades artísticas y literarias preparadas para estos días de año en que nos acordamos especialmente de que existen los libros.
martes, 20 de abril de 2010
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